Un nuevo año ya está aquí

Vaya por delante mis deseos de que este año que acabamos de comenzar nos deleite con aquello que deseemos y esté al alcance de nuestra mano y podamos disfrutar de lo que mas nos guste, al fin y al cabo es lo único que nos vamos a llevar al otro "barrio".

También un deseo de "acercamiento" con todos mis paisanos que viven fuera de Briviesca y se que muchos siguen las andanzas de este "Lío" como así me lo han hecho saber personalmente, por ser éste uno de los medios que tienen para sentirse cerca de su casa.

Hacia unos tres años que por unas razones u otras no pasaba la mañana del último día del año en el monte, cosa que se había convertido casi en una tradición, así que el pasado día treinta y uno de diciembre me fui a la cercana sierra de la Demanda, no llevaba idea de nada especial, pero evidentemente llevaba la cámara de fotos, como no podía ser de otra manera.

Andaba yo entretenido en mis cosas fotografiando el río Urbión con sus pequeños saltos de agua y bien que pequeños. ¡que poca agua que baja este año! y en el San Millán (2.131 m.) techo de la provincia de Burgos, se apreciaba poca nieve, pero... como decía, andaba yo...

...cuando se me acercó un alaskan malamuten o un husky siberiano, no sabría decirlo con exactitud, aunque la primera impresión fue... de que era un lobo, así que me puse la cámara de fotos en la cara y le saque un par de fotos en su acercamiento mientras me agachaba para ponerme a su altura y poderle acariciar no sin antes darle mi mano a oler para que comprobara que no tenia intención de hacerle ningún daño.

Una vez de que cogió confianza se echó hacia atrás y comenzó a aullar, si efectivamente a aullar, no ladró en ningún momento, como si llamara  a alguien. Primero suavemente...

...y después con mas fuerza.

Estuvo un rato mas conmigo por allí mientras seguía haciendo fotos, se metía al río y se venia a sacudir a mi lado , así que guardé la cámara para que no se mojara y le dedique todo mi tiempo. Cuando consideró que ya había estado bastante en mi compañía continuó su camino, volviendo la cabeza como despidiéndose de mi.

Me hizo una buena pose para la posteridad y solo le faltó levantar la mano (pata delantera) para saludarme.

Al quedarme nuevamente solo me dispuse a sacar algo en limpio de lo triste que bajaba el Urbión para las fechas en las que estamos.

Cuando me quise dar cuenta ya era hora de volver, así que tomé la última fotografía y regresé rápidamente hasta Zarcia, donde había dejado la furgoneta. Había que regresar a casa para comer.