Cueva de Arpea

Después de pasar por Organbide, nos enfilamos por un camino que nos habian dicho que podiamos pasar con el coche hasta el final de su recorrido, para llegar hasta la Cueva de Arpea, situada entre los barrancos de Mendizar y Errozate.

A medida que nos ibamos adentrando pensaba en lo que hariamos si nos cruzabamos con otro vehículo, pues ala, pensarlo y hecho, una furgoneta venia en dirección contraria y a ver donde nos metiamos para cruzarnos, a partir de ese momento se me cambió el pensamiento en otro: que menos mal que nos tocaba por la parte de adentro. Nos costo menos de lo que pensaba gracias a la pericia de los dos conductores: el otro y yo.

Llegamos donde nos habian dicho y allí aparcamos el coche, solo el nuestro, no habia ni un alma y mucho menos un cuerpo.

A partir de aquí habia que seguir andando por un sederico; apenas unos 150 o 200 metros nos separaban de la famosa cueva, que es fácil de ver en posters y calendarios por la zona.

La aproximación era sencilla pero emocionante por saber que se encontraba en tan afamada cueva. El sol nos daba de cara por lo que las fotos no salian como a mi me hubiera gustado, pero era por la mañana y no disponiamos de tiempo para volver mas tarde.

En la primavera cuando baje el agua del deshielo tiene que ser un lugar de suma belleza, que ya lo es, pero con los arroyos bajando ha de ser de postal o de "portal de Belen". Me lo apunto en la agenda.

El interior de la cueva nos desilusionó un poco, ya que pensamos que seria mas profunda y cosas así. Pero su gran curiosidad es la erosión que se ha desarrollado a lo largo de los años con las distintas capas que se ven en la entrada (otro capricho de la Naturaleza) y que ahora es utilizada por los pastores, para resguardar el ganado ovino de la intemperie.