Desfiladero de las Palancas

En esta ocasión nos adentramos en el Desfiladero de las Palancas, que poco a poco vamos a ver.

No tiene ninguna dificultad, pero cuando el arroyo de la Serna viene "subido", te lo pone complicado y a veces hay que darse la vuelta.

El coche se deja en la localidad de Landraves o en la de Munilla, nosotros lo dejamos en la primera al lado de la fuente, como siempre, pero ahora han preparado un aparcamiento atravesando el pueblo.

Vamos bajando para el río y de forma tranquila disfrutamos de lo que nos rodea, como de estos hongos que salen en el troco del árbol.

Llegamos a la primera parte del desfiladero, echamos una "visual" y seguimos para adelante, atravesando de piedra en piedra, justo a ras de agua. Una buena forma de practicar el equilibrio.

Los pequeños saltos de agua se van repitiendo a lo largo del recorrido junto al arroyo, cosa que a los dos nos gusta y disfrutamos del sonido cantarin del agua.

Nos acercamos a la orilla de nuevo para poder sacar unas fotos, se va encajonando y el sendero se separa levemente, pero nosotros no queriamos perdernos el espectáculo...

... y continuamos cerca de la orilla para ver en esta ocasión unas gradas que nos recuerdan a los barrancos del Dulla (Burgos) o salvando las distancias y el tamaño a las Gradas de Soaso en Ordesa.

De regreso al sendero avanzamos tranquilamente, queriamos pasar la mañana y la distancia a salvar no es muy larga, con lo que nos daba tiempo de sobra y cada vez parecía que se hacia mas angosto.

Los buitres comenzarón a sobrevolar por encima de nuestras cabezas, buscando una mejor atalaya en la que tomar el poco sol que habia. Estas aves enormes de ésto entienden una "jartá", siempre buscan los lugares soleados para ahorrar energia en el cuerpo, no vaya a ser que no encuentren comida.

Por cierto que en esta época empiezan con los vuelos nupciales y es todo un espectáculo verlos "ligar".

Nos toca volver a bajar al río, para atravesar el último trozo. Es el tramo mas bonito al menos para nosotros.

Empezamos a pasar de piedra en piedra y con cuidado, no nos apetecia mojarnos ya que la temperatura no era como para darse un baño, al fondo nos esperaba una pequeña cascada saltarina y coger el sendero que tras un repecho nos llevaria hasta Munilla, donde teniamos previsto tomar el bocata, para luego regresar por donde habiamos venido.

Pues llegó un momento que estando metidos en harina (lease agua) nos dimos cuenta que no habia manera de seguir sin mojarnos los pies. Ya habia dicho que la temperatura no estaba para alegrias, así que decidimos girar en redondo sobre la piedra que estabamos y "recular" como buenamente pudimos. ¡Cachis! ya no nos faltaba nada para llegar al final del paso.

Es lo que tiene estas cosas, que cuando lo puedes pasar tiene poca agua y cuando esta bonito porque tiene mucha agua, pues no puedes pasar. La mañana fue fenomenal, volvimos para el coche nos acercamos al primer pueblo que tenia cantina y nos comimos un pincho de tortilla como dios manda, que ya nos lo habiamos ganando (el bocata se volvió para casa).