Monasterio de Santa María de Rioseco 1ª parte

El día estaba claro, pero gris y plomizo. Nuestro afán de descubrir nuevos lugares que viera la Mi Dueña (yo ya lo concocia de mis tiempos mozos) nos acercamos con el coche hasta el Valle de Manzanedo al norte de la provincia de Burgos, para visitar las ruinas del monasterio cisterciense de Santa María de Rioseco, un lugar que inexplicablente se ha ido deteriorando de una forma irremisible, hasta llegar al lamentable estado en el que se encuentra.

Aparcamos el coche en la cuneta, en un lugar en el que caben tres o cuatro coches y enfilamos por el sendero que subiendo suavemente, nos acerca hasta el Monasterio. De no saberlo no es facil encontralo, ya que no está indicado y apenas se ve desde la carretera.

Nos sale a recibir una pared alta, medio comida por la hiedra y la maleza con lo que nos da una idea de lo que nos encontraremos mas adelante.

Y no nos equivocamos, al terminar de subir e ir dando la vuelta a lo que en tiempos habria sido la "tapia" del Convento, nos encontramos con fachadas "solitarias".

Buscamos un lugar por donde entrar y que mejor forma de hacerlo que por la puerta, para introducirnos en el recinto conventual y curiosar lo que hay en el interior. La Mi Dueña siempre va delante, porque a mi me da la risa, jajajajaja.

Antes de entrar yo me entretengo en sacar una foto a la hiedra que estando seca (o eso parece) se afana en estar agarrada a la pared, que en un momento pienso en ¿quien sujeta a quien?

Una vez cruzada la puerta entramos en un claustro con los arcos derruidos y en el suelo crecía la maleza y los matorrales a sus anchas sin que se pudiera pasar por ahí. Nos pareció un lugar que tenia una gran belleza y volvimos a comentar la tristeza que nos producia ver lugares así totalmentes arruinados, sin que nadie ponga remedio para evitarlo.

Salimos fuera de estos claustros, para ver lo que habia en el exterior. Arcos que se mantenian en equilibrio como si de un castillo de naipes se tratara.

Vimos que entre los claustros y la ¿huerta? habia bastante extensión, pensamos que antes de alejarnos por ese laberinto de piedras, entrar en la iglesia para ver su estado en el interior.

Pero para eso hay que esperar a la segunda parte, que estoy preparando.