Desde el Puerto de Belagüa

Dejamos los Monasterios para subir a la montaña y si en Navarra hay un lugar que vale la pena, ese bien pude ser la zona del puerto de Belagüa, frontera con Francia.

Por el día calentaba el sol a base de bien, pero por la noche caían unas heladas que ni te cuento. De echo en Uztarroz que era el pueblo donde nos hospedábamos en una casa rural invitados por unos amigos de Barcelona (Gracias Mari y Rolan, por ese fin de semana tan estupendo) no se podía acceder a la parte alta del pueblo con los vehículos por la nieve que había.

Las máquinas quitanieves habían limpiado la carretera y el deshielo del día hacia el resto del trabajo, pero al meterse el sol, se volvía a helar de forma vertiginosa, así que subimos por Belagüa, con la puesta de sol, mientras que todo el mundo se disponía a bajar de la estación de esquí.

Aparte del queso de Roncal que está buenísmo, de este puerto tengo un gran cariño por la ascensión al pico Anie (2.504 m.) ya en Francia, pero que desde la Piedra de San Martín se accede con relativa comodidad. Pero ésta es otra historia.

Subiendo o bajando el puerto se ven perfectamente "los lacitos" que hace la carretera con el Valle del Roncal de fondo.

Las cumbres nevadas se arropaban con las nubes dispuestas a pasar la noche.

El acceso al aparcamiento del refugio estaba limpio, a pesar de estar éste cerrado.

Algunos picos se erguian majestuosos en al lejanía, tomando los últimos rayos de sol.

Seguíamos tomando altura, el sol empeñado en acostarse y la temperatura bajando de que manera. El frío hizo que desistiésemos de continuar hacia delante, así que...

...hicimos una última foto y nos dimos la vuelta. Una retirada a tiempo es una victoria.