Urederra: un río de ensueño

Después de dejar bien aparcada la furgoneta a las afueras de Baquedano, nos adentramos en el pueblo y lo atravesamos siguiendo las indicaciones que nos mostraban el camino a seguir. Baquedano es uno de eso pueblos típicos navarros con algunas casas preciosas y de piedra.

Enseguida empezamos a bajar por un camino muy cómodo hacia la orilla del río para ir contra corriente, mientras que íbamos viendo lo que por la mañana habíamos disfrutado desde arriba de los farallones rocosos.

Aunque es un lugar que hemos estado varias veces, la llegar al río y ver el color del agua te produce una sensación especial. No me extraña que sea tan visitado además de ser un recorrido cómodo.

El río es muy saltarin y rápido y en otoño es un lugar de esos que te quedarías por mucho tiempo disfrutando de cada recoveco.

Los pequeños saltos de agua se suceden creando pozas, que se te antoja un bañito en cada una de ellas (bueno ahora no, en verano).

Y los remansos de paz son una delicia.

El Nacedero del Urederra es Reserva Natural desde 1987 y forma parte del Parque Natural de Urbasa, formando también parte del Lugar de Importancia Comunitaria y propuesto por el Gobierno de Navarra para integrarse en  la Red Natura 2000, por la importancia que tiene para la biodiversidad de la Comunidad Foral.

El recorrido está perfectamente señalizado y en los lugares mas "emblemáticos"... puestos con barandas de madera para que los cientos de visitantes no campemos a nuestras anchas y se pueda preservar mejor el lugar.

Como el día estaba "tente mientras cobro" (expresión castellana) no había mucha gente. En la tele habían dado 100% de lluvia y eso deja en casa a los menos osados, con lo que las fotos se podían hacer sin ningún "estorbo" jajajaja.

Cada vez nos íbamos quedando con menos luz y había que echar mano del trípode en la mayoría de los casos, pero estaba valiendo la pena ir cargado. No era el único desde luego, con otros dos fotógrafos me iba intercambiando los lugares o nos los mostrábamos para poder compartir el lugar.

La cantidad de hojas que se detenían en los recodos, creaban una capa multicolor que arropaba el agua.

En ocasiones había que acercarse a la orilla, para poder plasmar ese rincón único...

... e incluso a riesgo de resbalarte (por cierto estaba muy resbaladizo) subirte a alguna piedra para tener un buen ángulo.

La transparencia y el color turquesa siempre nos llamaran la atención de este lugar tan bien conservado y semi salvaje.

Y como ahora anochece mas pronto, nos dimos la vuelta sin llegar hasta el propio Nacedero, que lo dejamos para otra ocasión y en época de lluvias para tener la cascada en todo su esplendor. Pero antes nos hicimos una foto junto a una de las hayas que por allí había, después de haberla dado un abrazo como hubiera hecho Sara del blog Momentos Decisivos.

Por esta vez abandonamos Urbasa, hasta otra ocasión.