Las entrañas de la tierra suelen guardar secretos maravillosos y las Cuevas del Águila es uno de ellos. Situadas en la vertiente sur de la Sierra de Gredos (Ávila) a pocos kilómetros de Arenas de San Pedro, es una de las visitas obligadas en tu deambular por el Valle del Tiétar.
Teníamos claro en nuestra reciente visita al Tiétar que uno de los lugares a ver eran las Cuevas del Águila, así que antes de ponernos en marcha y hacer los cuatrocientos kilómetros que nos separan, llamé por teléfono para saber si podría hacer fotos, ya que de no ser así seguramente hubiéramos elegido otro lugar, pero al decirme que sí siempre que no utilizase el flash, cosa que no me gusta hacer en estos lugares, no tuvimos duda de que éste sitio tendría un lugar especial en nuestro paso por el Valle del Tiétar.
Queríamos llegar pronto, para hacer al visita a primera hora, así que madrugamos para aprovechar el día. Una vez que llegamos a Ramacastañas, un cartel nos indica la dirección a seguir por una carretera que nos lleva directamente a un enorme aparcamiento a escasos cien metros de la entrada a la cueva.
Una de las cosas que mas nos llamó la atención, así de primeras es que están abiertas al público todos los días del año con visitas cada media hora y la primera hora de la mañana es a las diez y media, hora en la que la visitamos nosotros.
Un edificio que hace las veces de taquilla, de venta de recuerdos y de servicios, junto a una tejavana que sirve para protegerse de la intemperie, con máquinas de refrescos y paneles informativos cerca de la puerta de la cueva, nos da la bienvenida después de recorrer un sendero y unas escaleras que debo de decir que no están habilitadas para personas con movilidad reducida, al igual que el acceso a las cuevas.
Esta impresionante cueva con varias naves, siendo la principal de una altura que supera los quince metros, te deja boquiabierto al acceder a ella.
La singularidad de las Cuevas del Águila es el entorno en el que se encuentra, que es en la parte sur de la Sierra de Gredos que de todos es sabido que es de puro granito, así que encontrar esta zona caliza es sumamente particular.
Las cuevas se encuentran tal y como se descubrieron por el año 1963 por un grupo de jóvenes que al ver salir vapor de la tierra fueron a ver y se introdujeron por un pequeño pasadizo hasta dar con la gran sala.
En menos de un año se acondicionó facilitando la entrada, ya que por la "gatera" sería imposible para el público en general y realizando un pasillo de mil metros, por entre las estalagmitas para poder apreciar la magnitud de la cueva y sus valores kársticos.
La iluminación juega un papel importante destacando las formas realizadas por las filtraciones de agua, realzando los tonos y las formaciones.
Para poder disfrutar ahora de estas formaciones, han tenido que pasar la "friolera" de quince millones de años. La temperatura dentro de la cueva (cosa sorprendente) es de 20º.
Estalactitas excéntricas por sus formas poco naturales, que en lugar de ir arriba a abajo como todas, se mueven a su antojo, posiblemente forzadas por las corrientes de aire.
Distintos colores de las formaciones debido a la composición de la materia, que aunque predomina el carbonato cálcico, también hay mezclas de hierro, de ahí el color rojizo, la arcilla que oscurece el color...
Tuvimos la fortuna de entrar solos con el guía, ya que nadie había ido para la primera hora del viernes, lo cual nos permitió hacer una visita "casi" privada y mas productiva que cuando vas en un grupo numeroso, aunque nos dijeron que al haber visitas cada media hora los grupos no se hacían grandes, para que se pudiera disfrutar mejor del recorrido.
Formas caprichosas y curiosas como este 13, que si no eres supersticioso está muy bien, una virgen del Pilar o una mano con sus cinco dedos, son algunas de las formaciones que podemos ver como curiosidad además de las clásicas estalactitas, estalagmitas, coladas, excéntricas...
Estas sábanas casi "transparentes" en su parte de abajo.
La cueva sigue viva y en momentos de silencio se oyen las gotas de agua como hacen su trabajo...
...para que futuras generaciones sigan viendo la evolución de esta verdadera maravilla subterránea, que tanto a la Mi Dueña como a mi nos dejó gratamente sorprendidos.
Y ahora si te apetece, acompáñanos por dentro de la cueva, pero antes de dar al play, conecta los altavoces y sube el volumen y que lo disfrutes.
Para mas información sobre las Cuevas del Águila, horarios, precios y demás, te dejo el enlace a su web pinchando aquí.
Muy bonitas estas cuevas.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Hola Abi! Viví en Madrid hasta los 10 años. Los domingos, con mis padres, hacíamos excursiones a lugares cercanos de los alrededores de la capital. El valle del Tiétar fue objeto de varias visitas durante mi niñez y por supuestos esas preciosas grutas del águila que ahora me has traido a la memoria, puesto que desde mi niñes no he vuelto por allí. Graias por las fotos, aunque la nostalgia me haya invadido al verlas (ya sabes, la niñez perdida que ya no se recupera).
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Abi.
ResponderEliminarUna pasada de cueva, el mundo subterráneo no deja nunca de sorprendernos,¡¡¡y la de cosas que quedan por descubrir y explorar bajo tierra!!!.
Ya creo que valieron la pena esos 400 km.
Un abrazo.
He estado un par de veces, queda cerca de aquí, y siempre me ha impresionado el sitio. Muy buen reportaje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Magníficas fotografías. Espectacular cueva...Saludos ;-)
ResponderEliminarGenial el reportaje Abi. Enhorabuena.
ResponderEliminarHola Abi,
ResponderEliminarNos presentas hoy una genialidad de la naturaleza. Es una preciosidad, sobre todo cuando, las fotografías, acompañadas por un excelente texto explicativo, nos muestran toda la Historia del lugar.
Un abrazo