Que hacer en un fin de semana en el Valle del Tiétar

Hacia tiempo que quería volver al Valle del Tietar desde que hace dos años estuve una semana estudiando el curso del Proyecto Trino (Turismo Rural de Interior Ornitológico) y que si quieres puedes recordar pinchando aquí y me quedé prendado de la zona, ya que anteriormente la conocía de paso. 

Así que nos planteamos que hacer en un fin de semana en el Valle del Tiétar.

Nos pusimos a planificar el viaje; había que encontrar un buen lugar como centro de operaciones, así que buscamos en internet y en la web de tuscasasrurales.com dimos con la forma ideal de encontrar el alojamiento que necesitábamos y sin intermediarios, directamente con el alojamiento.

El Centro de Turismo Rural Abejaruco se ajustaba a nuestras necesidades al pie del puerto El Pico, poco antes de llegar a Cuevas del Valle y junto a la calzada romana que salva el desnivel con el puerto, uno de los atractivos de esta zona.

El lugar en el que está ubicado es ideal y de fácil acceso, aunque hay que ir con cuidado por la carretera para no pasarte de largo el cruce, ya que no está indicado, pero en su web tienen las coordenadas para poner en el gps.

Un portón nos recibe y no imaginamos lo que nos espera dentro. Llamamos al timbre y Luis sale a abrirnos para poder entrar con el coche al aparcamiento que tiene dentro de las instalaciones. Una casa enorme (o debo de decir varias en una) con un enorme perro cruce de mastín que parece parte del decorado y muy cariñoso nos recibe.

Luis que junto con su esposa Silvia son los propietarios de la casa rural y con los papeles bien definidos, nos muestran alguna de las habitaciones, todas ellas decoradas con gusto y ambiente rural, en las que dominan la madera y las pinturas de color suave, como corresponde.

Las dos que vimos antes de llegar a la nuestra son abuhardilladas y una de ellas con chimenea, que le da un toque romántico.

Una vez instalados en nuestro aposento con cama matrimonial, salón y jardín con una mesa y dos sillas (todas las habitaciones lo tienen), en la parte de arriba el baño completo y una terraza para tomar el sol.

Desde nuestro jardín veíamos una enorme galería que daba al comedor con vistas al sur y en la que nos comentaron que en verano sirven allí el desayuno.

La piscina evidentemente no la utilizamos, ya que hasta el verano no está abierta para el uso, pero si hay una pista de padel, un pequeño gimnasio, sauna y ducha de hidromasaje, entre otros servicios.

El patio interior por el que se accede a la mayoría de las habitaciones, es un rincón acogedor y por la noche con las luces se hace agradable tomar allí la fresca y todo ello jugando con varias alturas para romper la monotonía...

...al igual que algunas de las habitaciones que parecen casitas adosadas.

En las zonas comunes se encuentra el comedor, iluminado de forma tenue para que resulte mas acogedor, con música de fondo, lo suficientemente alta para no oír las conversaciones de los "vecinos" de mesa y lo suficientemente suave como para que no resulte molesta.

Junto al comedor se encuentra un salón con mesas y sofá donde hay juegos de mesa para pasar el rato...

...y chimenea de leña... Como nos gusta ver el fuego y sus formas que nos abstrae de los pensamientos.

Para poder cenar previamente has tenido que comunicárselo a Silvia que te dice los dos menús que hay y que prepara con sumo mimo según lo que has pedido. 

La atención, el servicio y el ambiente lo cuidan mucho.

Un par de platos y postre acompañados de vino o agua es lo que hay de cena y algunos de los ingredientes son de la propia huerta que cuidan y aprovechan para ofrecer productos de calidad y naturales según al temporada. Algo a valorar según mi entender.

Nosotros después de cenar optamos por darnos un paseo por las solitarias calles del Cuevas del Valle para bajar la cena y poder descansar como se merece.

Yo me levanté con los primeros rayos de sol. Había que aprovechar para hacer unas fotos del patio interior antes de que el sol pegase fuerte y nos fuimos a desayunar para tomar fuerza y recorrer el Valle.

Café, leche, zumo, mermelada de frutas propias (que buena estaba la de kiwi) y la masa de pan horneada y con miel, buenísima.

Pues ya te he presentado el Centro de Turismo Rural Abejaruco en el que pasamos el fin de semana y que utilizamos de base para recorrer el barranco de las Cinco Villas y el Valle del Tiétar. 

Un saludo para Silvia y Luis que tan bien nos trataron. Ahora nos vamos de ruta.

Comenzamos por la calzada romana que servía de comunicación entre las tierras de la Meseta y Extremadura, pasando por el Tiétar.

Hoy se sigue utilizando para el traslado de algún ganado sobre todo vacuno y para practicar senderismo y subir hasta el puerto El Pico y de éste hasta el Torozo (2.021 m.).

Después cogimos el coche para ir por una carretera de montaña entre el puerto y El Arenal, desde donde se divisa todo el Abejaruco y la carretera que baja del puerto.

Una vez en la localidad de El Arenal aparcamos el coche y nos dimos un paseo por la orilla del río hasta estos saltos de agua. Un lugar que nos llamó positivamente la atención por lo bien cuidado que lo tenían todo.

La comida no se puede pasar por alto y menos estando en Ávila un buen chuletón de un kilito de "ná" que cayó "pal" cuerpo, acompañado de ensalada para pasarlo (que bueno a la brasa). Si quieres comer uno bueno, bueno, en el restaurante el Portazgo de Cuevas del Valle.

El paso por Arenas de San Pedro es obligado para visitar el castillo de la Triste Condesa que da nombre a la calle mas importante de la localidad y en el que tienen ubicado el museo y alguna exposición. Las visitas son guiadas y se contratan en la Oficina de Turismo. 

Allí también se puede visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, fuera de las horas de culto, darse un paseo por el río, callejear y acercarse hasta las piscinas naturales que están a un kilómetro en dirección a El Hornillo.

Otra de las visitas obligadas en Arenas de San Pedro es el Santuario de San Pedro de Alcántara que se encuentra a tres kilómetros en un paraje natural de primer orden.

Callejear por las floridas calles del casco antiguo de Candeleda es otro de los placeres que no pueden dejarse en una visita al Valle del Tiétar. Dejarse llevar sin rumbo para acabar en la parte alta donde se encuentra la iglesia...

...desde donde tuvimos vistas con contrastes tan marcados como este de la foto. En primer plano un naranjo con naranjas contrastando con la nieve en las cumbres de la Sierra de Gredos.

Visita obligada también al Santuario de la Virgen de Chilla. Se sale de Candeleda por una carretera estrecha pero asfaltada que separa los siete kilómetros que hay para llegar a este entorno natural lleno de castaños y fresnos.

Volviendo a Candeleda nos dirigimos a El Raso, para subir hasta el Castro Celta de El Freillo, donde vivieron los vetones quinientos años antes de Cristo.

Se puede ver perfectamente como eran sus habitáculos y está ilustrado con paneles informativos.

Y no me podía dejar uno de los lugares que mas nos gustó, fueron las Grutas del Águila, además tuvimos la suerte de verlas solos con el guía. No cuento nada de estas cuevas para que leas la entrada que estoy preparando sobre ellas.

El barranco de las Cinco Villas con Mombeltran y su castillo, Cuevas del Valle y su arquitectura popular además de Santa Cruz del Valle, San Esteban del Valle y Villarejo del Valle, lugares mas que recomendables para visitar en un fin de semana por el Valle del Tiétar.

Aquí dejo este vídeo que grabé sobre la zona. Deseo que te guste.

Nota.- Como puedes comprender, a los lugares no fuimos en el orden que lo cuento y en un día, ya que sería del todo imposible, pero lo he contado así, para no alargarme mas. Ah! y no dejes de tomar unas cañas con las tapas que ponen en esa zona.