Hoy nos vamos a dar un paseo, callejeando por la localidad de Mura de poco mas de doscientos habitantes y a una hora de Barcelona, dentro del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac, creado en 1.972, un lugar recomendable, tranquilo y que invita a dar un viaje en el tiempo, imaginando personajes medievales andando por sus calles.
La carretera para llegar es sinuosa, pero de enorme belleza, así que una vez en Mura dejamos el vehículo en uno de los aparcamientos habilitados a las afueras del municipio y nos adentramos en sus románticas calles.
Llegamos a última hora de la tarde, ya que veníamos del Puig de la Balma, donde habíamos comido (pero esa es otra historia, que contaré en su día) y nos detuvimos para ver este pueblo que nos había llamado la atención al pasar por él en la mañana.
Sus calles estrechas y sus casas de piedra son una constante en el pueblo.
Cuenta con varios bares y restaurantes, ya que es una localidad muy turística y el Centro Excursionista ha cumplido ya sus primeros veinticinco años.
Es curioso ver como "calzan" las mesas en las empinadas calles.
La iglesia de San Martín, lugar en torno al cual se comenzó a construir el pueblo a finales del siglo XI, aunque hay constancia de su existencia a finales del X.
Los rincones pintorescos no faltan lo mires por donde lo mires, incluso con la ropa tendida.
El día que lo visitamos estaba lleno de muñecos realizados con troncos que venían a representar un enorme Belén por todo el pueblo, con distintas estampas en todos los rincones y motivo para un concurso en la red social de fotografía Instagram.
Algunos de los lugares de interés que se pueden visitar son el castillo de Mura, la ermita de Sant Antoni, la iglesia de San Martín, entre otros y por supuesto el núcleo urbano.
En un momento comenzó a oscurecer y las farolas se encendieron y pensé que así tendrías "mas luz" las fotos.
Desde la font de l'Era, junto al río, hay una bonita panorámica, viéndose las casas ascendiendo por la ladera.
Aunque si hubo algo en Mura que no terminó de gustarme y fue la cantidad de cables aéreos, que volaban de unas fachadas a otras de orilla a orilla de la calle y no me refiero a las luces navideñas. Supongo que es inevitable o no, en un pueblo principalmente turístico.
Pasear por sus calles y tomar una caña en alguno de sus bares en buena compañía como fue el caso, es uno de esos placeres que te da la vida.
Un lugar al que sin duda volveremos con mas tiempo.
Hola Abilio , vengo de tu entrada anterior y con esta me has sorprendido,no conocía la existencia ni el nombre de este pueblo, hay que reconocer que es precioso, Barcelona guarda unos alrededores preciosos.Un beso.ANA
ResponderEliminarHola Ana, la verdad es que en el entorno de Barcelona hay lugares preciosos como Mura o como el monasterio de Sant Miquel del Fai, que también está en una entrada reciente.
ResponderEliminarLa verdad es que disfruto mucho cuando voy a ver a la familia y me escapo unos días.
Besos
Hola! Nos encanto tanto tu blog que hemos colgado el link en nuestro facebbook!Muy bonitas las fotografías de nuestro pueblo!
ResponderEliminarSaludos desde Mura
Hola Perich, me alegro de que te haya gustado el blog y el reportaje de Mura.
ResponderEliminarUn placer