Aquella mañana de viernes la niebla fue la protagonista durante una buena parte del día, pero eso no nos impidió acercarnos hasta algunos de los miradores que hay en Arribes del Duero en Salamanca, en la localidad de Aldeadávila de la Ribera.
Los "fiordos" que tenemos en Castilla y León, se mostraban tímidamente, no permitiéndonos ver el final, pero dándonos una imagen poco habitual y en soledad. Fueron en exclusiva para nosotros.
Nuestra primera parada fue en el Mirador del Fraile, donde un pequeño balcón a pie de pista donde se llega cómodamente con el coche, construido sobre una piedra al que se accede tras subir cuatro peldaños...
...nos hizo saber por qué es uno de los miradores mas espectaculares del Parque Natural de Arribes del Duero, dejando a nuestros pies la imponente presa de Aldeadávila uno de los Saltos del Duero con mayor desnivel de España con sus ciento cuarenta metros de altura.
Por el otro lado adivinamos las altas paredes de granito que llegan a alcanzar y superar en algunos lugares los cuatrocientos metros de altura, dejando encajonado al río Duero creando este capricho de la Naturaleza.
Volvimos a coger el coche para retroceder por la pista, hasta el aparcamiento que nos dará pie para ir hasta el Picón de Felipe, otro de los miradores que se hacen imprescindibles su visita.
Un agradable sendero nos invita a pasear y a disfrutar del entorno, mientras nos acercamos hasta el Picón, ya que hay que andar un ratito, por donde encontramos resguardos construidos a base de piedras...
...y escaleras talladas en la roca.
Así llegamos a nuestra primera vista del río aún entre niebla, por lo que nos privó de disfrutar de toda la magnitud del cañón.
Aún pasamos por encima de unas piedras para llegar hasta el mirador conocido como...
...Picón de Felipe, siendo éste mucho mas espectacular que el anterior del Fraile, no solo por el sendero para llegar hasta él sino también por las vistas que hay desde él.
Cuenta una de las leyendas sobre este lugar, que un pastor de Aldeadávila llamado Felipe, estaba enamorado de una joven portuguesa, del pueblo de Bruço que se encuentra en la otra orilla. Felipe intentaba construir con sus manos un puente o un lazo de unión que le permitiese cruzar el Duero para reunirse con su amada.
Después de estar allí un buen rato, nos dispusimos a regresar de nuevo por el sendero siempre acompañados del color que da la humedad en el ambiente, pero sin rastro de personas humanas, mas allá de nosotros mismos.
No queríamos abandonar la zona sin antes acercarnos hasta otro de los miradores, en este caso fuimos hasta el mirador de Iberdrola, que nos permitía ver la presa de Aldeadávila justo desde arriba.
Así pudimos ver esos ciento cuarenta metros de altura que tiene la presa y volar por debajo nuestro y por encima varios buitres leonados.
A lo largo de la mañana la niebla se iba levantando, pero mira que le costó a la condenada, pero el caso es que nos dejó ver este "fiordo" encajonado con mucha mayor claridad que desde los anteriores miradores.
Hay muchos mas miradores Arribes del Duero en la provincia de Salamanca, pero estos tres son imprescindibles, a un paso de Aldeadávila de la Ribera.
Buenos días Abi.
ResponderEliminarEspectaculares las vistas desde los tres miradores, y eso que el día no acompañaba, pero la niebla siempre da ese toque tan especial...
Un abrazo.
Buenos días Dani, que madrugador.
ResponderEliminarDesde luego es un lugar que además de su espectacularidad tiene una magia especial y esa niebla la multiplicaba, mostrando un paisaje bucólico.
Un fuerte abrazo
Abilio: Da gusto entrar en tu página y disfrutar de tus publicaciones, siempre con calidad fotográfica y temas bien elegidos... en fin, GRACIAS.
ResponderEliminarLo dicho da gusto ver todo lo que publicas en tu página.
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