Escribir a estas alturas sobre el Parque Natural de las Hoces del Duratón en la provincia de Segovia, no descubre nada nuevo, ya que es un lugar al que cada fin de semana se acercan cientos de personas a admirar y disfrutar de estos enormes meandros que ha labrado con el paso de los años el río Duratón, pero mi vuelta a este lugar que tanto me gusta tenía que contarlo, así que allá que te voy.
Era una mañana de jueves del mes de noviembre el que me acerqué en esta ocasión hasta la Ermita de San Frutos y el Convento de la Hoz en las Hoces del Duratón y la verdad es que es la primera vez que lo disfruto casi en solitario, por lo que deduzco que son las mejores fechas para ir a este lugar, un día de entre semana.
La forma mas rápida y sencilla es llegar con el coche hasta la localidad de Villaseca, desde donde sale una pista sin asfaltar que nos lleva directamente hasta el amplio aparcamiento que hay unos cientos de metros antes de la ermita.
Una vez aparcado convenientemente el vehículo, se continua por la pista caminando hasta que divisamos la ermita de San Frutos en la punta de una de las rocas que destacan sobre el río Duratón. Llegados a este punto si no conoces previamente el lugar te vas a dar cuenta de la magnitud y espectacularidad del lugar.
Había quedado con Begoña del portal digital MayorActual dedicado a las personas mayores de 50 años principalmente y que cuenta con una sección de viajes y ahí es donde entro yo y en breve aparecerá la entrevista que me hizo Begoña en este singular paraje y con los buitres revoloteado sobre nuestras cabezas.
He de contarte que San Frutos es el patrón de Segovia y nacido en la ciudad a mediados del siglo VII en el seno de una familia acomodada, pero se ve que esa vida no le gustaba mucho, así que se puso de acuerdo con sus hermanos Engracia y Valentín, para repartir la herencia entre los pobres y necesitados y se vinieron a vivir a este lugar donde murió a la edad de 73 años que para la época es una barbaridad. Supongo que el frío y el aire del lugar conserva la mar de bien.
Cuando llegas hasta la ermita dedicada a San Frutos y en nuestro caso con tanta soledad se nota en el ambiente algo mágico, que te da por entender porqué el bueno de Frutos eligió este lugar y que desde luego no podía haber elegido otro mejor.
Una vez que accedemos al recinto, se nota mas si cabe el paso del tiempo y vemos las ruinas de algunas de las estancias cuando nos dirigimos al balcón mirador que hay sobre el río...
...desde donde se nos hace mas palpable la insistente sequía que nos trae de cabeza este año, viendo las marcas que deja el agua en las orillas, teniendo en cuenta que un poco mas adelante aguas abajo se encuentra el embalse de Burgomillodo y que la cola del embalse llega hasta los pies de la ermita.
La ermita como suele ser habitual se encontraba cerrada, yo solo la he visto abierta una vez y creo recordar que fue un domingo de verano de hace ya unos años.
El paseo por el entorno se hace indispensable para poder disfrutar del lugar, así que salimos por la puerta que nos lleva hasta el final del farallón rocoso, mientras manteníamos una amigable charla, perfectamente compatible con el lugar.
De esta forma podemos ver la ermita dedicada al patrón de Segovia desde otro punto de vista.
Nos dispusimos a abandonar el lugar y entonces vi una foto que se me antoja atractiva para la vista y la hice con la cruz que nos recibe al llegar, pero vista al salir desde dentro del recinto de la ermita, igual o casi igual que la que publiqué hace siete años de este mismo lugar y que puedes ver bajo el título de Hoces del Duratón.
Nos encaminamos de nuevo hacia el aparcamiento, pero antes de llegar a él se nos antoja echar una última mirada a la ermita de San Frutos con la intención de volver una y otra vez a este lugar que por alguna razón que desconozco tiene magia, magnetismo, atracción o llámalo como quieras.
Nos fuimos Begoña y yo a tomar un café y echar la última parrafada antes de despedirnos y seguir cada uno su camino y el mío estaba claro... tenía que ir hasta el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz del río Duratón, vamos... el Convento de la Hoz.
En el siguiente vídeo vas a ver volar a los buitres leonados por encima y por debajo de nuestras cabezas y vas a ver el Convento de la Hoz lo mas cerca posible que fui capaz de llegar de forma cómoda, así que sube el volumen y dale al play.
El acceso hasta el mirador se hace por una pista de tierra que sale desde la localidad de Sebúlcor y que tras recorrer unos cinco kilómetros llegamos a un espacioso aparcamiento, no tan bien preparado como el de San Frutos, pero suficiente para aparcar el vehículo y poder acercarte hasta el Mirador que hay sobre el Convento.
El acceso hasta el mirador se hace por una pista de tierra que sale desde la localidad de Sebúlcor y que tras recorrer unos cinco kilómetros llegamos a un espacioso aparcamiento, no tan bien preparado como el de San Frutos, pero suficiente para aparcar el vehículo y poder acercarte hasta el Mirador que hay sobre el Convento.
Si miramos aguas abajo entre el impresionante cañón labrado por el río avistamos los colores vivos que se dejan ver de las piraguas que se encuentran en el embarcadero donde se pueden alquilar para dar una vuelta por el río.
Entre el sol y las nubes que cubrían el cielo se ven perfectamente los asentaderos de los buitres y alguna de estas enormes aves tomando los pocos rayos de sol que llegaban hasta las rocas.
Y mirando aguas arriba se hacia mas patente la poca agua que discurre por el Duratón, pudiendo caminar perfectamente por sus orillas y si me apuras incluso cruzarle, al menos es la sensación que tuve al verlo.
Aprovechando la largura del palo selfi, hice una foto desde arriba, sin necesidad de arrimarme demasiado al cortado, como si estuviese hecha con un dron.
El Convento de la Hoz data del siglo XIII y a finales del siglo XV hubo un derrumbe de rocas sobre el convento, del que solo se salvó la iglesia y los monjes que se encontraban en ella durante los maitines y aquí fue cuando intervino la reina Isabel la Católica en la reconstrucción del mismo y se ve que le gustó tanto el lugar que se reservó una "habitación". Pero no solo Isabel fue la única persona de la realeza que tuvo vinculación con el Convento ya que Felipe II manda ampliarlo en el siglo XVI.
A finales del siglo XVII este lugar se convierte el el primer colegio de misioneros de España.
Acceder hasta las ruinas del Convento de la Hoz, se me antojó un tanto complicada y decidí no seguir el sendero que iba por lo alto de las rocas en dirección al Convento, aunque la mejor forma de llegar es por la orilla del río en estas épocas que lleva poca agua o bien en piragua cuando hay mas caudal.
Desde el año 2012 está declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) y aunque menos conocido que su vecina la Ermita de San Frutos, lo cierto es que el Convento de la Hoz se encuentra en otro de los lugares con mucho encanto del Parque Natural de las Hoces del Duratón.
Espectacular paraje Abi. Lo visitamos fugazmente hace ya unos años, tenemos pendiente una visita más a fondo.
ResponderEliminarSi no nos hubieses desvelado el truco del "palo selfie" nos hubiésemos creído que te habías comprado un dron jajaja.
Un abrazo.
Increíble lugar, Abi. Ya no sólo por los meandros del río excavados en los cañones, sino por la ermita y los buitres. Impensable estas colonias españolas de buitres que parecieran de otro siglo.
ResponderEliminarMe ha encantado leerte, pues ya había visto tu video y es un placer combinar ambas cosas.
Un besazo
Hola Dani, desde luego es un lugar para echarle un buen rato y en esta época del año que suele llevar poca agua (este año menos de lo habitual) se puede hacer una buena ruta por la orilla del río.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Macarena, que gusto leerte por aquí el comentario y me alegra que te haya gustado el complemento del vídeo y leer el reportaje.
ResponderEliminarLa verdad es que es un lugar que desprende magia cuando estas en él y sobre todo cuando tienes la suerte de estar en soledad, la belleza es máxima.
Besos