Le teníamos muchas ganas al lugar que te vamos a enseñar hoy, ya que es muy popular en Cantabria e incluso fuera de ella y como ya habíamos intentado ir en otras ocasiones y había tanta gente... que ni tan siquiera deteníamos el coche en el aparcamiento.
Esta vez nos lo montamos mejor y nos fuimos un día de entre semana y más bien temprano para poder disfrutar del bosque como debe de ser y no como si del parque de una gran ciudad se tratara.
Ahora si, paseamos por el Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón en Cabezón de la Sal, en Cantabria, lo disfrutamos mucho y todo el bosque para nosotros, hasta que apareció otra pareja con la misma intención, pero había bosque de sobra para los cuatro.
Es un bosque singular en el que puedes echar parte de la mañana recorriendo los caminos que los surcan o simplemente puedes acceder a él a través de la pasarela adaptada de madera. Elijas lo que elijas estamos seguros de que lo disfrutarás.
Antes de seguir adelante con el reportaje te invito a que veas el vídeo que grabamos en el Bosque de las Secuoyas, así que sube un poco el volumen y dale al play.
El bosque se encuentra a tres kilómetros de Cabezón de la Sal en la carretera que une Cabezón y Comillas, donde encontrarás un par de buenos aparcamientos para dejar el coche. Luego tendrás que andar paralelo a la carretera unos quinientos metros por un camino de asfalto hasta llegar a la entrada del bosque propiamente.
Nosotros llegamos pronto y la helada se hacía notar en las hojas caídas y tuvimos que extremar las precauciones para no resbalar en la madera, tanto del mirador como de la pasarela de acceso, ya que resbalaban bastante, así que si vas en tiempo de heladas, ten mucho cuidado.
La entrada al bosque está marcada por una paso de madera, aunque no hay ningún indicador de ello. Leí que la idea es que todo el mundo acceda por la pasarela.
Al poco de comenzar a andar por la pasarela adaptada comienzas a ver los enormes árboles inusuales en Cantabria, pero ello tiene su historia y no de hace tantos años, aunque pudiera parecer que si, así que vamos a ello.
Este bosque es una repoblación de la década de los años cuarenta del siglo XX y hoy ya pasan los cincuenta metros de altura.
La singularidad de este bosque de secuoyas, no es en si el propio bosque, sino que los árboles se encuentran fuera de su hábitat natural, por lo que solo es comparable al Bosque de Whakawarega en Nueva Zelanda y que con secuoyas de más de sesenta metros de altura y es un tremendo reclamo turístico y el Bosque Cabezón, lleva el mismo camino.
Cuando llegas al final de la pasarela, ya estás en una de las partes más bonitas del bosque, así que bien puedes volverte o animarte a caminar por algunos de los caminos y senderos que hay para adentrarte aún más y descubrir rincones solo para ti.
Nosotros nos animamos a pasear entre las secuoyas y cada vez veíamos árboles con más porte y altura, la verdad es que si con cincuenta metros de altura ya impresionan, habrá que esperar unos años más para ver cuanto más han crecido.
Fuimos bajando por los senderos y escaleras de tierra, sujetos los peldaños con troncos de madera que nos llevaron junto al arroyo de las Navas, donde posiblemente se encontraban los ejemplares más portentosos y abrazables, como has podido ver en el vídeo y que se necesitan más de dos y tres personas para poder rodearles.
La altitud y el hecho de que sean árboles de hoja perenne hace que el sol difícilmente entre hasta el interior del bosque y llegue hasta el suelo...
...salvo algún rayo de sol que se cuela y crea sombras alargadas.
En el vídeo habrás visto como un rayo de sol le da a la base de un tronco y se ve el vaho que sale debido al contraste de temperatura con la helada que había caído esa noche.
Antes de abandonar el Bosque de Secuoyas del Monte Cabezón intentamos hacer una panorámica en la que nos cupieran en su totalidad de altura y ésto es lo que conseguimos. Un efecto curvo debido al gran angular pero que puede servir para que te hagas una idea de la magnitud de los ejemplares.
El Bosque de las Secuoyas a poco que andes normalmente lo ves relativamente rápido, pero... hay más sendas que puede hacer que complementes tu visita como la Senda de la Tejera, la del Abeto, la del Acebo, la del Eucalipto, la del Roble y la del Castaño, así que tu elijes.
No tenia ni idea de su existencia. Muchas gracias por darle publicidad.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por el blog y dejar un comentario.
ResponderEliminarAllí llevan las Secuoyas, un buen número de años.
Saludos
En Hospital de Orbigo ( León) hay una secuoya enorme en una finca ( antigua fábrica de fundas de paja, de ahí su nombre " la pajillera") que hay a las afueras del pueblo. Yo tengo 42 años y siempre la he visto tan enorme asiq supongo que tendrá bastantes años más. El libro " La invisible prisión" cuenta la historia de la famila dueña de la fábrica y dicen que el dueño ya e enterrado Alós pues de la secuoya.
ResponderEliminarHola Mary, muchas gracias por la información sobre la secuoya de Hospital de Órbigo, así que cuando pasemos por allí habrá que ir en su busca para ver a la pajillera.
ResponderEliminarSaludos
Un reportaje precioso y muy completo. Muchas gracias!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra de que te guste el reportaje. Saludos
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