Andábamos por Jaca (Huesca) a nuestro regreso de los Pirineos y aprovechamos para estar de visita en el Monasterio de San Juan de la Peña, uno de esos lugares que irradian magia nada más acercarte a él, pero que además está ubicado en un entorno natural tremendo y construido al resguardo de una enorme roca a comienzos del siglo X, por lo que es un monasterio con mezcla de rupestre y románico, siendo una auténtica joya de éste último.
Pero vamos a ir por partes, primero vamos a visitar el Monasterio Nuevo para terminar en el Monasterio Viejo. Ambos se encuentran a menos de dos kilómetros de distancia y ambos dos son de visita obligada junto con el Centro de Interpretación del Monasterio.
Los Monasterios se encuentran en el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, así que tenemos la combinación perfecta de religiosidad, arte e historia con la Naturaleza, un lugar digno de Reyes y supongo que por eso el Monasterio de San Juan de la Peña, vio nacer el Reino de Aragón.
También cuentan con la protección de Monumento Nacional, que recibieron los Monasterios Viejo y Nuevo en 1889 y 1923 respectivamente y en 2004 el Gobierno de Aragón los declara Bien de Interés Cultural.
Al llegar a San Juan de la Peña, tienes que subir hasta el Monasterio Nuevo y dejar el vehículo en un amplio aparcamiento. Desde allí te acercas al Monasterio donde se adquieren las entradas y podrás elegir ver uno o los dos Monasterios e incluso añadir la Iglesia románica de Santa María en la cercana localidad de Santa Cruz de la Serós.
El Monasterio Nuevo se comenzó a construir en el siglo XVII, debido a un incendio que se declaró en el Monasterio Viejo en 1675, por lo que se eligió el Llano de San Indalecio para su construcción que además se encuentra muy cerca de la antigua ubicación que como ya he dicho anteriormente menos de dos kilómetros los separan.
Las obras llegaron hasta los primeros años del siglo XIX y el diseño del Monasterio corresponde al arquitecto Miguel Ximenez, natural de Zaragoza.
Hoy en día alberga la Iglesia, el Centro de Interpretación del Monasterio, el Centro de Interpretación del Reino de Aragón y la Hospedería del Monasterio.
Como has ido viendo en las fotografías anteriores caminamos sobre un suelo de cristal a través del cual vemos como eran las dependencias del Monasterio, mostrando con figuras de tamaño natural, los talleres, despensa, bodega, cocina y demás.
No he dicho que el Monasterio Nuevo fue abandonado en el siglo XIX y que el Gobierno de Aragón lo recuperó y realizó estas obras para poder mostrar la evolución de la vida monástica en San Juan de la Peña desde sus inicios hasta el abandono.
La visita se hace por libre y vas siguiendo las indicaciones a lo largo del recorrido que desde luego no es pequeño.
Recorrer aquellos largos pasillos viendo las distintas dependencias y lo que obraba en ellas, te hace comprender mejor la vida monástica.
Antes de terminar la visita vimos un "trozo" de suelo original a base de piedras muy bien conservado.
Y llegó el momento de ver la joya de la corona el Monasterio Viejo que también vimos por libre, aunque puedes elegir la opción de realizar la visita guiada.
Retrocedimos por la carretera que habíamos subido (también tienes la opción de bajar andando por un precioso sendero y luego volver a subir por él) y dejamos la furgo en un pequeño aparcamiento que hay cincuenta metros más abajo del Monasterio.
Como la entrada ya la habíamos comprado arriba solo tuvimos que enseñarla y el "portero" nos dio una serie de explicaciones y nos facilitó unos folios con toda la información necesaria para realizar la visita por nuestra cuenta (a la salida hay que devolverlos).
Aquí también hay leyendas como irás viendo, pero la primera habla de como un joven de Zaragoza, de nombre Voto que estaba cazando por la zona vio a un ciervo que salió corriendo y al perseguirle, el ciervo se despeñó lo que casi le ocurre a Voto y a su caballo. Voto se encomendó a San Juan y el caballo se paró al borde del precipicio.
Voto bajó a donde se encontraba el ciervo y allí descubrió el cadaver de un eremita de nombre Juan de Atarés y una ermita, así que pensó que aquello era un milagro. De regreso a Zaragoza convenció a su hermano Félix para vender todas sus pertenencias e irse hasta este lugar y dedicarse a la vida de eremitas.
Cuna del Reino de Aragón y paso del Camino de Santiago aragonés, recibe el nombre de Real Monasterio de San Juan de la Peña.
El rey Sancho el Mayor de Navarra siguiendo la norma de la Europa medieval introdujo en el Monasterio la norma de San Benito en el siglo XI.
La primera sensación cuando entras en su interior para nosotros fue sobrecogedora. Tener todo aquello para nosotros solos, nos parecía increíble y todo un privilegio.
Aquí vamos a ver panteones reales, panteones de nobles, una iglesia consagrada en 1094, la capilla gótica de San Victorian y el claustro románico que posiblemente sea lo más conocido y fotografiado del lugar.
Después de cruzar la Sala de los Concilios, aunque en realidad era el dormitorio y donde se castigaba a los que se "portaban mal" con el sistema del gota a gota que caía sobre la cabeza del castigado, llegamos a la iglesia Mozárabe.
En esta iglesia se encuentra el inicio del Monasterio en el siglo X. Tiene dos naves y dos ábsides y dentro de ellos aún se conservan pinturas románicas del siglo XII, representando en una de ellas el martirio de San Cosme y San Damián.
Pasamos por el Panteón de los Nobles, ya que al convertirse en Panteón Real el Monasterio al ser enterrado Ramiro I en el siglo XI, los nobles empezaron a hacer donaciones para de esta forma poder ser enterrados también aquí.
La decoración es de ajedrezado y arcos de medio punto. También se encuentra enterrado Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, X Conde de Aranda que quiso ser enterrado junto a sus antepasados.
El siguiente paso es el Museo en el que podemos ver distintas piezas y varios paneles informativos.
Una de las piezas que se pueden ver en el Museo.
Regresamos a la sala del Panteón de los Nobles para acceder a la Iglesia Románica construida en el siglo XI y que se encuentra sobre la Iglesia Mozárabe que hemos visto antes.
Como se ve en la fotografía la misma roca hace de bóveda y se cree que pudo tener pinturas.
En el fondo a la izquierda de la imagen se ve una puerta que está más oscura, pues bien...
...a través de esa puerta se ve el Panteón Real que fue mandado construir por Carlos III en el siglo XVIII y es de estilo neoclásico.
En la pared de la izquierda se ven cuatro relieves de escenas de la Historia de Aragón, al fondo un clavario, obra de Carlos Salas y en la pared de la derecha están las placas en bronce con el nombre de los personajes que se supone que están enterrados, porque la mayoría de estos nombres son ficticios.
Los únicos nombres "reales" son los de los reyes de Aragón, Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. Que se le va a hacer.
Volviendo la vista a la iglesia en la que nos encontramos, tenemos en el ábside central una reproducción del Santo Grial que según cuenta otra de las leyendas estuvo protegido en este Monasterio de las invasiones musulmanas, después de pasar por otros templos y monasterios.
¿Por qué será que las ventanas y puertas colocadas en esta posición me hacen volar la imaginación y ver figuras y caras imaginarias?
La capilla de San Victorián tiene este nombre porque Juan de Marqués, uno de los cinco abades enterrados aquí, hizo su vida monacal en el Monasterio de San Victorián.
Es del siglo XV y es una de las mejores muestras del gótico florido de Aragón.
Y estamos ya en la parte más reconocible del Real Monasterio de San Juan de la Peña, su claustro románico y que ahora se puede ver desde el exterior. Antiguamente el muro era más alto y llegaba hasta la roca, por lo que formaba un patio interior.
Los capiteles datan de los siglos XII y XIII y cuentan el Génesis, la infancia de Jesús y la vida pública de Cristo.
También se pueden ver algunos animales fantásticos.
Aprovechamos que el sol estaba presente en el claustro para jugar un poco con las sombras y las formas y "afotar" un rato.
Al fondo del claustro nos encontramos con la capilla del siglo XVII dedicada a San Voto, en la que destacan la cúpula y la linterna.
De regreso para la puerta entramos en la Masaderia, que era la sala en la que los monjes hacían el pan. Aquí se encuentran las tres laudas de las tumbas de Ramiro I, Pedro I y de su hija, la Infanta Isabel.
También está la necrópolis de los Reyes de Aragón y sus familiares y en el año 1985 se abrieron sus tumbas y fueron encontrados en su interior tres anillos de oro y un dado de marfil.
Desde luego si pasas o estas por la zona no dejes de visitar este lugar porque no te dejará indiferente.
Te dejo el enlace a la web oficial del Monasterio de San Juan de la Peña para que puedas ampliar información y consultar los horarios y tarifas de las visitas.
Fantástico el reportaje del Monasterio de San Juan de la Peña. Una verdadera maravilla. Tus fotografías impresionantes, creando una sensación de invitación para estar allí. Bravo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Me alegro de que las fotografías te despierten la intención de ir a verlo en persona, es un lugar que impresiona.
ResponderEliminarSaludos