Una visita al Museo de Radiotransmisión Inocencio Bocanegra

Visitar el Museo Internacional de Radiotransmisión Inocencio Bocanegra en la localidad burgalesa de Belorado, en pleno Camino de Santiago, es algo que uno no se debe de perder a poca ocasión que tenga.

Un antiguo silo de cereal, es el lugar elegido para albergar dicho museo, adecuado para albergar una colección de trescientos aparatos de transmisión y todos en perfecto estado para ser usados.

En algunos de los lugares han puesto cristales en el suelo para poder ver los tubos y maquinaria del silo.

Cada aparato de radio, va acompañado de una foto relativa al propio aparato, como en el caso de la fotografía de abajo que podemos ver a la derecha el modelo de aparato de transmisión que iba en el Enola Gay, avión que transportaba y lanzó la bomba atómica en Hiroshima en 1.945.

O en este caso el aparato que registró la primera grabación de Elvis Presley.

Encontrándonos en un silo de cereal, que mejor forma de recubrir las paredes que con granos de trigo.

Las visitas son guiadas y para ello hay que hacer reserva previa para cuya información puedes entrar en la web de Belorado.

Jimena es la persona encargada de la Oficina de Turismo de Belorado y de mostrar y explicar todo sobre este singular museo. La explicación se hace amena y muy agradable y muy cercana, cosa de agradecer.

Trajes de astronautas con sus escafandras, también podemos ver.

Sorprende al pasar, las cristaleras que decía mas arriba y todo el que pasa se para a mirar los entresijos que aquí se muestran.

Enormes murales como este en el que se ve Edmund Hillary que además de ser la primera persona en ascender al monte Everest de 8.848 metros, también fue piloto de aviones durante la segunda guerra mundial.

Cada aparato de transmisión, que como decía anteriormente esta en perfecto estado de uso, tiene una "chuleta" con el país de origen y el año en que se usaba.

También podemos ver un modelo alemán de moto, utilizado durante la segunda guerra mundial

Este aparato me llamó especialmente la atención por la cantidad de "cachivaches" que tenía.

Una vez terminado de ver la parte interior donde se encontraban todos los aparatos de transmisión,  salimos al exterior donde una réplica de trinchera de la primera guerra mundial, posiblemente del año 1.917 construida con la ayuda del Ministerio de Defensa, nos esperaba.

Sacos y alambres de espino, cubrían la parte alta.

Los dormitorios eran sencillos, con unas literas de madera y un par de mesas.

Alguna fotografía curiosa como esta de la cacería de ratas, ya que era un animal abundante y transmisor de enfermedades, ya que se dedicaba a atacar a los soldados cuando estaban durmiendo.

Facsímiles de cartas de los soldados a sus novias y familia.

Y equipos de campaña, de los que había que llevar a hombros, antecesores de los actuales teléfonos móviles, pero con mucho mas peso.

Nos dejan coger alguno de estos aparatos para comprobarlo.

El silo visto desde la trinchera, el cual ha servido en su planta baja para albergar este singular museo de radiotransmisones y totalmente accesible para personas con capacidades diferentes.

Te dejo este corto vídeo que grabé rápidamente en nuestra visita al museo y que sirve de complemento al reportaje fotográfico.

Imprescindible visita para las personas que les guste el tema de la radiotransmisión, pero por la forma tan didáctica en que está montado y la importancia que tiene en la historia de la comunicación, en cuya era nos encontramos, creo que bien vale una visita.