Hayedo de Otzarreta

Sabido es de la afición de los amigos a la fotografía que el otoño es seguramente la estación preferida, por la paleta de colores que traen consigo las hojas de los árboles y el manto que dejan en el suelo a modo de alfombra.

El hayedo de Otzarreta es uno de esos bosques encantados y al que tenía ganas de ir desde hace tiempo y nunca encontraba el momento, hasta el otro día que nos fuimos a buscar el otoño y lo encontramos, ya lo creo que lo encontramos.

La mañana se nos presentaba con algo de niebla lo que seguramente nos iba a permitir una luz muy especial dentro del hayedo, aunque a medida que nos acercábamos se iba disipando.

Para llegar hasta el hayedo de Otzarreta que se encuentra dentro del Parque Natural del Gorbea, hay que llegar hasta el puerto de Barazar en la carretera 240 que une Vitoria Gasteiz con Bilbao. Una vez en el alto se va por una pista que nos adentra por el parque, hasta llegar al aparcamiento que hay junto al hayedo, siguiendo los indicadores.

Los rayos de sol se colaban tímidamente mostrando unas estrellas de luz muy agradecidas para las fotos.

Al ser un día de entre semana, solo nos encontramos con tres fotógrafos y un par de aficionados a recoger setas, por lo que pudimos movernos a nuestras anchas, sin molestar y sin ser molestados.

El pequeño arroyo Zubizabala, bajaba mas bien escaso de agua a pesar de las abundantes lluvias caídas en esa misma semana, aún así nos permitía tener algún pequeño reflejo.

La curiosa forma de las hayas con esa forma de candelabro se debe al aprovechamiento de sus ramas para leña y para hacer carbón vegetal. Una forma perfecta de aprovechamiento de los bosques sin dañar al árbol, ni el entorno.

El bosque es pequeño apenas algo mas de un centenar de hayas, pero que con su porte trasmochado, bien pudiera ser un bosque de cuento de hadas, donde de un momento a otro se me antoja que pueden salir los enanitos de debajo de alguna amanita o de algún boletus.

Se trata de un lugar muy agradable y familiar por su fácil acceso, aunque precisamente por eso muy frecuentado en los fines de semana.

El arroyo deja estampas bucólicas como la de la foto inferior, que va quitando la tierra bajo los pies del haya mientras que ella se afana en agarrarse fuertemente, con sus raíces llenas de musgo.

Es la primera vez que vamos, pero sin duda no será la última, ya que habrá que visitarlo en distintas épocas del año para ver la evolución en las estaciones del año y de esta forma, disfrutarlo en todas sus posibilidades.

Ahora está precioso, así que es un buen lugar para acercarse a echar la mañana en la zona e incluso acercarse hasta el Humedal de Saldropo, pero esa es otra historia.