Hoy nos paseamos por las Tablas de Daimiel, declarado Parque Nacional en 1973 y Reserva de la Biosfera en 1981, así que como puedes ver nos encontramos en uno de los humedales más importantes de España con 200.000 visitantes al año.
Nosotros tuvimos suerte y no nos encontramos ni con una docena de personas a lo largo del recorrido que hicimos.
Las llamadas tablas fluviales se forman por el desbordamiento de los ríos generalmente en su zona media al carecer de desnivel el cauce. En este caso las Tablas de Daimiel están formadas por los ríos Cigüela y Guadiana, por lo que entre los dos ríos forman un ecosistema fluvial con más de 3.000 hectáreas que pertenecen a las localidades de Daimiel y Villarrubia de los Ojos, ambas en Ciudad Real.
Lo primero que hicimos y que recomendamos es visitar el Centro de Visitantes en el que te facilitan toda clase de información relacionada con las Tablas, cosa que siempre es interesante para poder planificar sobre la marcha.
Con nuestro mapa en la mano decidimos hacer la ruta intermedia dado que era asequible para mi y de tiempo adecuada.
Hay otras dos rutas una más corta y otra más larga y las tres están indicadas por colores por lo que puedes elegir la que mejor se adapte a ti dependiendo del tiempo que dispongas y de lo que estés acostumbrado a andar.
Hay otras dos rutas una más corta y otra más larga y las tres están indicadas por colores por lo que puedes elegir la que mejor se adapte a ti dependiendo del tiempo que dispongas y de lo que estés acostumbrado a andar.
Ninguna de las tres rutas marcadas tiene ninguna dificultad para andar salvo la longitud y además son accesibles casi en su totalidad.
Además de estos recorridos que son libres y no necesitas reserva, tienes otras opciones de visitas guiadas y en todo terreno, pero de todo ello te puedes informar en la web del Parque Nacional.
Al poco de comenzar el recorrido nos desviamos para ir al observatorio de aves, un lugar en el que de forma discreta dentro de una cabaña podemos observar la evolución de algunas aves acuáticas.
Regresamos al sendero principal para continuar con nuestra dirección hacia la Isla del Pan, que era nuestro objetivo.
Por los charcos y el color cobrizo del cielo supimos que había llovido y eso debió de echar para atrás a los posibles visitantes de ese día.
A través de unas pasarelas de madera vamos pasando de una isla a otra.
Más de 300 especies vegetales las que podemos encontrar en el Parque Nacional entre la vegetación sumergida y la terrestre.
Estaba claro de que agua no había mucha. Parece ser que con la sobre explotación de los acuíferos las Tablas corren un grabe peligro de desaparecer por desecación como así han desaparecido los famosos Ojos del Guadiana dónde nacía el río.
La presencia del hombre en las Tablas de Daimiel data desde la Edad de Bronce, unos 1.600 años antes de Cristo.
350 familias han llegado a vivir de la pesca y de los cangrejos, con un profundo respeto al humedal.
Tras poco más de media hora desde que salimos del observatorio de aves llegamos al observatorio de la Isla del Pan.
Desde aquí las vistas sobre el horizonte son amplias y por tanto sobre una buena extensión de las Tablas.
A partir de aquí comenzamos el regreso siguiendo las flechas amarillas para terminar de hacer el recorrido circular y no volver por donde habíamos ido.
Para ello pasamos por el bosque de Tarayes, siendo el Taray el árbol más característico del Parque, formando un cinturón de vegetación en torno a las islas.
Suele tener formas caprichosas debido a los periodos de inundación y a que tiene las raíces muy superficiales.
Pero si en la actualidad hay una imagen que identifica a las Tablas de Daimiel al primer golpe de vista son sin duda las pasarelas de madera que unen las islas y que permiten realizar los recorridos con total comodidad.
Desde ellas y pudiendo ir en completo silencio al estar solos pudimos ver de cerca un buen número de aves tranquilamente en el río.
Y es en momentos así en los que hechas en falta la cámara réflex con los teleobjetivos para poder hacer unas buenas fotos de "cerca".
Terminamos el recorrido dónde le habíamos comenzado y nos llevamos una grata sensación de disfrute del lugar, tanto que tardamos mucho más de lo que está estipulado en la información, pero no teníamos prisa y disfrutar de todo un Parque Nacional para nosotros solos no lo podíamos desperdiciar, no señor.
Pinchando sobre Las Tablas de Daimiel, vas a la web de Turismo en el Parque Nacional y ahí tienes toda la información necesaria para hacer una visita a tu medida.
Muy próximo al lugar que acabamos de visitar se encuentra el Molino Molemocho a orillas del Guadiana, convertido en la actualidad en Centro de Visitantes y que es uno de los molinos más antiguos de Castilla La Mancha y aunque se desconoce la fecha de su construcción, ya figura en las relaciones topográficas de Felipe II allá por 1575, estando en activo hasta la década de 1970.
Un agradable paseo de apenas 500 metros nos lleva a través de una pasarela de madera desde el aparcamiento hasta la puerta del molino.
Nada más entrar nos pusimos a ver un audiovisual sobre el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, los distintos molinos del río Guadiana y sobre la recuperación del Molino Molemocho en el que nos encontramos.
De vuelta a la sala principal y más grande nos encontramos con varias ventanas que bien podrían ser cuadros pintados pero con vida a través de ellos, siendo el marco de la ventana el propio marco del cuadro.
Maquinaria de la molienda , maquetas y útiles del campo se puede ver en la exposición que allí se encuentra que ayuda a conocer y entender la vida rural de la zona.
A lo largo del suelo enormes cristaleras no aptas para personas con miedo al pisar sobre ellas, nos permiten ver las ruedas que giraban las corrientes de agua para mover el molino.
Una vez visto el interior es imprescindible conocer el exterior y dar un paseo por el entorno del molino.
Los que me leéis con asiduidad ya sabéis de mi afición a fotografiar reflejos, así que no podía dejar sin afotar éste de abajo que a pesar del cielo no salió del todo mal.
Aún quedaba luz y haríamos noche en el Cortijo de Daimiel, así que nos fuimos a visitar la Laguna de Naveseca, junto a la localidad de Daimiel para seguir viendo aves que por nuestra zona no tenemos tantas aves acuáticas.
Allí también disponen de una caseta observatorio para poder ver sin ser visto, pero como los flamencos que había estaban un poco lejos nos sentamos fuera y nos estuvimos un buen rato allí disfrutando de la tranquilidad del lugar, ya que seguíamos estando solos.
Pasamos un día en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y en su entorno de lo más satisfactorio, ya que además es muy distinto al paisaje, flora y fauna al que nosotros estamos acostumbrados por el norte, además casi en soledad, algo que nos llamó poderosamente la atención, pero que agradecimos enormemente.
Hola un paseo por ese lugar tan hermoso que bonita imagen. Un saludo grande.
ResponderEliminarMuchas gracias Gladys, la verdad es que es un lugar muy agradable y muy adecuado para pasear.
ResponderEliminarSaludos
Abilio que bonito y buen reportaje.
ResponderEliminarBuen fin de semana
Hola Trini, muchas gracias y disfruta también del fin de semana.
ResponderEliminarBesos
La verdad es que entran ganas de ir, pero tengo una duda.
ResponderEliminarSoy discapacitado voy con un scooter de esos eléctricos para discapacitados, se podría hacer visita en este lugar?
Gracias por este gran reportage,un saludo.
Hola Tanguito, perdona tardanza en contestar pero no había visto tu comentario hasta ahora.
ResponderEliminarYo diría que si se puede, ya que el recorrido que hicimos era por pasarelas de madera.
En cualquier caso llama al centro de interpretación de las Tablas de Daimiel para ir sobre seguro.
Saludos