A lo largo de este puente de la Constitución y de la Inmaculada se han desarrollado varios mercados, ferias y demás en la zona donde yo vivo, destacando Ardoaraba en Vitoria Gasteiz, el Mercado del Camino en Santo Domingo de la Calzada, el Mercado Navideño en Briviesca, por citar solo algunos, pero el que ha traído mi atención en un primer término, ha sido la Despensa de la Abadía en Oña.
Esta Despensa de la Abadía, tenía un escenario de lujo, que no es otro que el Claustro Barroco del Monasterio de San Salvador, contando con talleres, catas, demostraciones y unas visitas teatralizadas desde la entrada al Monasterio hasta el propio claustro donde se desarrollaba el mercado de viandas y antojos navideños.
Un grupo de actores del Cronicón de Oña han sido los encargados de dar vida a los personajes que nos iban introduciendo en el Monasterio y San Iñigo el que nos sirvió de guía con sus explicaciones.
Una primera parte se desarrolló en el patio de acceso al claustro, para luego acceder al interior parando en unas escaleras, donde nos mostraron los planos del Monasterio.
Una vez dentro del claustro, en una de las esquinas para no entorpecer el desarrollo del mercado, se desarrolló la parte final de la teatralización donde el amigo Mariano interpreta a San Iñigo y nos explica la configuración y la historia del claustro.
La escena en la que un mozalbete había distraído una manzana y unas nueces de uno de los labriegos del mercado y va a refugiarse con los monjes...
...y la posterior aparición de la madre hizo saltar las carcajadas entre los presentes.
Una vez finalizada la representación fueron numerosos los aplausos que nos arrancaron por el buen hacer de los "artistas".
Bien caracterizadas estaban, no me digas a mi que no.
Así que llegó el momento de dar la vuelta al claustro para ver los puestos y si se terciaba feriar algo.
Como el tiempo era fresco, ¿que se puede esperar en estas fechas? había colocadas estratégicamente unas "setas" como las que vemos en algunas terrazas para caldear el ambiente.
Los libros de Eduardo Rojo, sobre Oña, no podían faltar, un detalle para regalar en estas navidades.
El puesto de frutas y legumbres que da gusto verlo, lo bien que coloca siempre esta mujer las cosas, lástima que en la foto no la hago justicia.
En una buena Despensa de la Abadía, no podía faltar el vino, licor con el que calentaban los espiritus y los cuerpos los monjes en aquellos años que no había calefacción.
Mis paisanas Azuzena y su prima Alejandra con Tus Caprichos infantiles hechos a mano.
Y siguiendo el recorrido nos encontramos con el amigo Leopoldo de Delicias de Burgos, un rincón de delicatessen de productos exclusivamente de Burgos y que también puedes encontrar en internet a través de su web Delicias de Burgos.
En el interior del jardín del claustro solo se encontraban unos niños jugando y desafiando al frío.
Como me gusta que se de uso a estos espacios, que sirven de cobijo y para dar vida al mercado o cualquier otra actividad que sea aparente con el marco, que de por si invita, a visitarlo.
La manzana reineta del Valle de Caderechas, tenía que estar presente.
En definitiva un buen ambiente, mucha gente, que espero se haya traducido en buenas ventas para todos los puestos. Nosotros contribuimos con la compra de miel de brezo que dicen que es muy buena.
Y ya a la salida (o a la entrada, según se mire) en el portal, se encontraba una pequeña muestra del Museo Etnográfico de Montejo de San Miguel (cerca de Frías).
Solo nos quedaba ir a saludar a la familia de mi amigo José Luis (Chole) en el Rincón del Convento y tomar una caña y un pincho (cada día tiene mejor barra de pinchos, la Vero se lo curra muy bien) y volvernos a casa con la sensación de haber pasado una mañana estupenda.
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