Hacía mucho tiempo que nuestro amigo Luci, nos habló de este lugar al norte de los Pirineos, en la región de Aquitania y decidimos que de este año no pasaba, así que volviendo de Barcelona, lo hicimos por Francia y paramos a conocer las Gargantas de Kakueta.
Todo el sur de Francia osea el norte de los Pirineos, es un auténtico paraíso y en nuestro recorrido fuimos haciendo algunas paradas para poder dar fe de lo que íbamos viendo, ya que hicimos todo el trayecto por carreteras "normales" fuera de las autopistas, mas rápidas pero mas impersonales.
Una vez llegados a Santa Engracia (Sainte-Engrace) fuimos hasta el aparcamiento gratuito que hay cerca de la entrada a Kakueta, unas serie de gargantas que fueron exploradas a principios del siglo XX por Edouard Alfred Martel y abiertas al público desde 1967.
Pagamos la entrada en un bar que hay junto a la puerta, bajamos por una fuerte pendiente hasta un pequeño habitáculo donde nos esperaban unos cascos de uso aconsejado.
A partir de ahí, un puente metálico nos introduce hasta la orilla del río...
...donde vemos el reflejo de las rocas y la vegetación.
Para sortear el estrecho hay que bordearlo y para ello nos introducimos en el bosque, donde hay dos alternativas, una mas larga y tendida y otra mas corta y empinada, para luego regresar al otro lado junto al río...
...de que prácticamente no volveremos a separarnos hasta nuestro regreso.
El recorrido total de ida y vuelta es de aproximadamente cuatro kilómetros y un buen trozo discurre por camino cómodo y amplio y la garganta aún es amplia.
Una vez que llegamos al túnel y lo atravesamos, la cosa cambia sustancialmente.
La garganta se estrecha considerablemente y caminamos por unas pasarelas preparadas para su tránsito, resultando imprescindible un calzado con suela que no resbale, ya que con la humedad el suelo y las piedras están mojadas y es fácil perder el pie.
La altura de las paredes se hace mas llamativa y la vegetación se va adueñando del terreno, todo ello muy verde.
La dificultad es nula, por lo que se hace muy aconsejable para ir en familia y pasar la mañana o la tarde. Hay que tener en cuenta que no es apto para personas con movilidad reducida.
Aunque no pillamos un buen caudal, aún salían pequeñas cascadas por cualquiera de las grietas.
El recorrido se adapta al terreno con pasarelas y escaleras.
Y así vamos entrado mas y mas en las Gargantas, prácticamente oscuras.
Un sistema de comunicación está estratégicamente colocado a lo largo del recorrido para utilizar en caso de emergencia, así como unas sirenas que suenan en caso de que hubiese cambio meteorológico y se haga necesaria la salida inmediata de las Gargantas.
La verdad es que nos volvíamos locos haciendo fotografías y mirando hacía todas las partes, por lo que un recorrido que se puede hacer en una hora a nosotros nos costó bastante mas.
Unas veces desde muy arriba...
...y otras a ras del agua...
...la Naturaleza no dejaba de sorprendernos...
...mirásemos hacia donde mirásemos.
Y llegamos al lugar mas espectacular del recorrido: la Cascada. Un buen chorro de agua, que brota de la misma pared de la roca, con similitud de la cascada burgalesa de Yeguamea pero en este caso con mucho mas verde...
...y con opción de pasar por delante o por detrás de la cascada.
Así que en la ida, decidimos pasar por detrás.
Desde la cascada apenas doscientos metros nos separaban de la gruta y fin de nuestro recorrido de ida.
Así que a por ella, faltaría mas.
La gruta por dentro no era nada de otro mundo, pero si las vistas desde dentro...
...y la subida y sobre todo la bajada...
...al poder ver el sendero por el que habíamos subido y que ya estábamos bajando, por el que cada vez se acercaban mas visitantes.
Regresamos de nuevo al entorno de la cascada para buscar un lugar junto al río para poder tomar el bocadillo, que llevábamos y así no solo apagar el hambre si no que también disfrutar de este entorno tan maravilloso que está considerado como uno de los mas espectaculares de Europa.
Mientras comíamos el bocata, hubo quien al querer cruzar el río, se resbaló y terminó todo mojado. Lástima que se levantara mas rápido de lo que se cayó y no me dio tiempo de inmortalizar el momento caída.
No teníamos prisa y nos hicimos los remolones, disfrutando del entorno, del sonido del agua, de la altura de las paredes, del verde de la vegetación. Nos empapamos del lugar, pero había que salir, cada vez llegaba mas gente y eso le hace perder un poco el encanto de pensar que te encuentras en un paraíso terrenal.
Volvimos por el mismo camino de habíamos ido (no queda mas remedio) y en menos tiempo del que habíamos empleado para ir estábamos de nuevo a la altura del río de los reflejos del principio y ya solo nos quedaba la fuerte subida, hasta el bar donde venden las entradas, tiene tienda de recuerdos y cervezas fresquitas.
Es importante tener en cuenta las fechas en las que está abierto el acceso, en caso de tener intención de ir y que puedes consultar en la web de Gargantas de Kakueta para evitar realizar el viaje en balde.
¡Hola Abi! Desde luego una ruta impresionante y fantástica. Veo que está perfectamente acondicionado todo el camino. Desconocía estas gargantas.Preciosas fotos, como habitualmente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Emilio, me alegra de que te gusten las fotos, que puedo decirte que no hacen justicia al lugar.
ResponderEliminarSi alguna vez subes al Pirineo navarro, acércate hasta Kakueta.
Un abrazo
Buenos días Abi, guapetón.
ResponderEliminarHacía tiempo que no te leía con la atención y quietud que merecen tus ilustrados reportajes.
Transitando de tu mano por la Garganta de Kakueta me he detenido en la Cascada de Yeguamea...
Y qué decirte majo, que la próxima quedada sugiero que no se haga tardar y que podría ser por esos lares.
(bueno si hay que esperar a que la temporada sea propicia, esperamos) ya tramaremos otros planes entretanto.
Aaaah!!! y muy simpáticas y graciosas las imágenes de la tu Dueña cruzando los charcos.
Un abrazo tan grande y tan inmenso como TÚ.
Hola Abi, hay que ver lo que nos ciegan -al menos a mi- las cumbres y picos del Pirineo, porque no tenía ni idea de la existencia de este fantástico lugar, y que sin duda me apunto para complementar alguna futura escapada a esta zona del Pirineo...eso sí, no sé si tendrán cascos de mi talla allí jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por compartir esta excursión con nosotros.
Hola Petri, a ver cuando se hace la quedada este año, jajaja, pero bueno... como ves mientras tanto... nosotros vamos haciendo para descubrir lugares.
ResponderEliminarUn beso muy grande
Hola Dani, por el Pirineo navarro, también tienes algún pico, como la Mesa de los Tres Reyes, haciendo frontera entre Navarra, Aragón y Francia, siendo un lugar emblemático y con historia y ya en Francia el Pic d'Anie, una pirámide preciosa, ambos te pillan cerca de Kakueta y puedes hacer montaña y la garganta en el mismo viajes.
ResponderEliminarPor el casco, no te preocupes, casi nadie lo coge y los que lo cogían lo llevaban en la mano, es muy incomodo. Supongo que lo hacen para curarse en salud si cae alguna piedra. Nosotros no lo cogimos.
Un abrazo
Bonito reportaje Abi.
ResponderEliminarEstuve allí esta Semana Santa, pero me extraña que no fueras a visitar también la Pasarela de Holtzarte, que te pillaba muy cerca.
Así que ya sabes, la próxima visita al pirineo navarro....
Saludos
Hola Javi, pues no fuimos a la pasarela, aunque de haber ido hubiese escrito otra entrada para ella, pero el tiempo apremiaba para llegar a casa, así que en otra ocasión.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado el reportaje.
Un abrazo
Buenos días Albi, cuál de los dos caminos cogisteis? El corto empinado o el otro? Gracias por la información. Es una excursión que tengo pendiente por hacer desde hace años. La próxima a ver el Puente de Holtzarte, está cerca . Es todo subida e importante también llevar buen calzado por si ha llovido, el barro y las piedras mojadas. Un saludo!!
ResponderEliminar