Fin de semana en el Concejo de Belmonte de Miranda, Asturias

Hacía muchos años que no visitábamos esta zona de Asturias y había que ponerle remedio, así que dijimos que de este otoño no pasaba y elegimos el último fin de semana de octubre para disfrutar de la Naturaleza asturiana en todo su esplendor, con una inmejorable paleta de colores que nos brindó la "primavera del invierno", con nieve incluida.

Gracias a la colaboración con Club Rural, uno de los más importantes portales de alojamientos rurales de este país, nos alojamos en el Gran Hotel Rural Cela en la localidad de Belmonte de Miranda, un pueblo tranquilo, bien situado y a tiro de piedra de Oviedo.

Así que si quieres puedes acompañarnos en nuestro fin de semana en el Concejo de Belmonte de Miranda, Asturias.

La otra opción para llegar a Belmonte de Miranda, es a través del puerto de Somiedo, que es la que yo te recomiendo si vas con tiempo y te gustan las carreteras sinuosas y entretenidas. Siempre puedes ir por un lado y volver por el otro y siempre teniendo en cuenta tu lugar de origen.

Teniendo el mejor alojamiento posible de la zona, con unas vistas desde la habitación estupendas sobre el parque que hay enfrente del hotel y los bosques que rodean el pueblo...

...una habitación amplia, acogedora y con todos los detalles cuidados.

El personal es super atento y amable, pero Roberto, su propietario se deshace por cada uno de sus huéspedes, estando pendiente en todo momento de que todo esté a gusto del cliente. Son capaces de hacerte sentir como en tu propia casa.

Y la cocina... si el hotel es bueno, la comida es de escándalo, que cantidad y que bueno está todo. Sin duda la mejor forma de coger fuerzas para aprovechar al máximo del entorno.

Una vez instalados y con las fuerzas suficientes después de las abundantes viandas metidas entre pecho y espalda, nos pusimos en marcha para aprovechar el tiempo antes de que las previsiones meteorológicas se hiciesen realidad.

Nuestra primera intención era acercarnos al cercano Parque Natural de Somiedo, para hacer la ruta que posiblemente es más popular de la zona, por su belleza y sencillez, que no es otra que subir hasta el Lago del Valle, para lo cual subimos con el coche hasta el pueblo de Valle de Lago, dejando el coche en el aparcamiento que hay allí.

Supongo que las malas previsiones del tiempo, con agua y nieve, hicieron posible que disfrutáramos del entorno en completa soledad humana.

Hora y tres cuartos más tarde de comenzar a andar llegamos a las orillas del precioso lago, aunque la niebla que se fue metiendo a medida que nos acercábamos, nos nos dejó ver con claridad las montañas que rodean el lago y forman un estupendo circo montañoso.

El lago de origen glaciar, aunque está represado para el aprovechamiento hidroeléctrico, es el más grande de la región.

El tiempo nos respetó, aunque pensábamos que nos mojaríamos a la vuelta del lago pero no fue así, por lo que la excursión nos salió redonda.
Aquí puedes ver el reportaje de la Ruta al Lago del Valle en Somiedo.

El sábado amaneció la mañana con un ligero sirimiri, que en algún momento nos hizo abrir el paraguas, mientras dábamos una vuelta por el pueblo.

En el parque que se encuentra en frente del hotel está ubicada la Oficina de Turismo, donde puedes conseguir mapas de carreteras y planos de las distintas ruta que puedes hacer en el Concejo de Belmonte de Miranda, además de las explicaciones oportunas de la persona que allí trabaja.

Además de recorres las calles hay un paseo que se hace obligatorio y es pasear por la orilla del río Pigüeña que baña la localidad, cuyas aguas son cristalinas y se puede ver algún salmón subiendo el río para el desove, aunque nosotros no tuvimos esa suerte.

Ahora, lo que más interés teníamos nosotros de ver en Belmonte de Miranda era la Casa del Lobo, así que en cuanto abrieron sus puertas, para allí que nos fuimos.

Este edificio se encuentra en el centro del pueblo, dentro de una pequeña plaza a pie de la carretera que lleva para el puerto de Somiedo.

Y mira por donde la primera impresión al llegar era de que un lobo nos estaba esperando en la puerta, pero no era así, sencillamente era un dócil perro guardián que avisaba de la llegada de "intrusos"

La Casa del Lobo no es otra cosa que un centro de interpretación para dar a conocer este emblemático cánido.

En ocho apartados vamos aprendiendo todo lo posible sobre el lobo, siempre enfocado desde un punto de vista naturalista y de educación ambiental.

Nuestro paisano Félix Rodríguez de la Fuente también está presente, teniendo un lugar destacado al final del recorrido, como gran naturalista y divulgador, amante de la Naturaleza en general y de los lobos en particular que fue.

Llegó el momento de realizar la segunda parte de la visita a la Casa del Lobo, que es subir hasta el cercado donde se encuentran los tres lobos con los que cuentan. 

Para ello hay que hacer un recorrido de un kilómetro y medio para ir y otro tanto para volver, por un camino de lo más agradable y habilitado para sillas de ruedas y cochecitos de niños y que sale desde el propio centro de interpretación con visita guiada.

Y volvimos a tener mucha suerte (como el día anterior en el Lago del Valle) fuimos las únicas personas en subir hasta el cercado con Leonor, una persona apasionada de su trabajo y que profesa un amor por los lobos que cuida, que se nota en cada palabra que dice sobre ellos.

El recorrido es de lo más ameno y didáctico, haciendo varias paradas para ver y observar, desde plantas y flores, hasta huellas de animales.

Al llegar al cercado, accedemos al primero de los miradores que hay y allí estaban esperándonos los hermanos lobos...

...en un amplio terreno en el que viven en régimen de semilibertad.

Son tres ejemplares de lobo, con los que cuentan en la Casa del Lobo, dos de ellos hermanos de nombre Belmon y Tino y que quedaron huérfanos siendo unos bebés, por lo que que hubo que alimentarlos a biberón. El tercero de nombre Aullador fue abandonado con cinco meses tras intentar "domesticarle".

Desde el mes de febrero de 2.018 Aullador se erigió en líder de la manada y de vez en cuando se enseñan los dientes. 

En la foto superior se puede ver perfectamente la posición de las colas, quien manda y quien es sumiso.

Para rematar el día nos fuimos a hacer una ruta con la furgo por las carreteras de montaña que llevan a pueblos inimaginables de construcciones y arquitectura popular de la zona como el caso de Montovo, que cuenta con restos de una torre bajo medieval y un tejo centenario.

Volviendo a la carretera principal nos acercamos hasta la medieval Agüera, que vimos debajo del paraguas, por lo que llovía.

Nuestra siguiente visita fue a San Martín de Ondes, lugar que para acceder a él por la estrecha carretera tienes unas vistas que son espectaculares a medida que vas ganando altura.

Vimos que San Martín de Ondes es más grande que los que habíamos visitado hasta el momento donde se mezclaba la arquitectura tradicional con edificaciones más modernas.

Aquí también cuentan con un enorme tejo centenario junto a la iglesia y una casa torre de los siglos XVI-XVII.

Nuestra intención era de continuar por esa carretera hasta Dolia y Las Cruces, para terminar de cerrar el círculo en Belmonte de Miranda, pero al poco de salir de San Martín de Ondes, tuvimos que darnos la vuelta, ya que a medida que tomábamos altura la forma de nevar era más intensa y con los copos más grandes y no era plan de arriesgas ni lo más mínimo.

Después de cenar en el restaurante del hotel Cela, nos fuimos a dormir con la intención de aprovechar el domingo por Somiedo de regreso a casa, pero no fue posible, ya que amanecimos con nieve en Belmonte de Miranda que se encuentra a escasos doscientos metros sobre el nivel del mar.

El puerto de Somiedo estaba intransitable, según nos dijo Roberto propietario del hotel y nos recomendó volvernos por Oviedo y cruzar por los túneles de Pajares de camino a la Meseta.

En un principio le hicimos caso, pero antes de llegar a coger la autopista que nos llevaba a los túneles nos enteramos de que había cuatro horas y media de retrasos debido a la nieve, así que tomamos la decisión de seguir por la costa hasta Cantabria y a la altura de Torrelavega intentarlo por el paso a Reinosa. 

La nieve cada vez más presente y cada vez más complicado conducir, pero lo conseguimos por los pelos, muy despacio y con precaución, llegamos a Reinosa y de allí a Aguilar de Campoo, donde ya estaba todo limpio, por lo que desde allí llegamos a casa sin novedad.

Un fin de semana de lo más completo, Naturaleza, rutas, roadtrip, buena comida, buen hotel, ver lobos, lluvia y nieve, la primera de la temporada que pudimos pisar.