Hace unos días se pusieron en contacto conmigo un par de chicas (Begoña y Cristina) porque querían que se supiera en la ciudad natal de su padre Pascual Íñiguez, del homenaje que había recibido en la localidad sevillana de Osuna, ¿pero a santo de que, este homenaje? te preguntarás, pues estate atento en lo que leas a partir de ahora y lo sabrás.
Primero con una breve biografía escrita de puño y letra por el propio Pascual.
Nací en la ciudad de Briviesca (Burgos), donde transcurrió mi infancia y parte de mi juventud.
Ya de pequeño, tuve la inquietud por conocer la vida íntegra de las aves nativas y visitantes. Mi padre, Luis Íñiguez (apodado "curilla") me enseñó sus costumbres, anidamientos, colores y cantos. Siendo niño, no dormía la víspera de cazar a la codorniz; pensando que mi padre no me llamara para acompañarle.
Desde Briviesca me trasladé a Bilbao para realizar mi carrera en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles y una vez finalizada, volví para disfrutar de unas vacaciones antes de cumplir el servicio militar.
En los paseos matinales que servían para entrenar al perro de caza, comprobé como otro joven paseaba con el suyo. Llegamos a presentarnos y me dijo que su nombre era Félix Rodríguez. Hacíamos largas tertulias, sobretodo de aves, las grandes protagonistas. De ahí que soñásemos, con tiempo llegar a cazar con halcones como lo hicieron en la Edad Media.
Gracias a mis conocimientos de francés, conseguí traducir el libro "Traité de fauconnerie et autorserie" de Abell Boyer y con mucha ilusión y empeño logramos aprender a hacer nuestras caperuzas, trahillas y señuelos.
Una vez que conseguimos poner en práctica todo lo aprendido, logramos tal perfeccionamiento en el arte de la Cetrería y fue tal el éxito en las exhibiciones que incluso el NO-DO se desplazó hasta Briviesca para grabar las capturas, caza y adiestramiento de nuestras aves.
Ya en 1953 hicimos varias demostraciones de caza en el campo con Doncella y su hermana Berenguela, para los alcaldes de Briviesca y Burgos. Fueron ellos los mediadores en la consecución del apoyo que nos prestó el entonces Presidente Nacional de Caza y Pesca, Sr. Don Jaime de Foxá hasta nuestra llegada a Madrid en la Feria del Campo en Mayo de 1955.